1000 trucos para cuidar el centavo y ahorrar tiempo y esfuerzo Sibila Camps. Ilustraciones de Ana von Rebeur. Planeta, Buenos Aires, 2002. ver índice

CRÍTICAS

Cosmopolitan, Buenos Aires, marzo 2003.

Tips para llegar a fin de mes sin problemas

En tiempos de crisis, cuidar el bolsillo es prioridad número uno. Aquí, varios trucos para hacer rendir tu dinero, controlando los gastos de todos los días.

Por Milagros Belgrano Rawson

(...) Durante años, la escritora y periodista Sibila Camps se dedicó a recopilar consejos para ahorrar tiempo y dinero. "Mi mamá era cantante de cámara y mi viejo, compositor; y siempre buscaban la forma de gastar lo menos posible y que les quedara tiempo para preparar los conciertos", relata Sibila. De sus padres aprendió varios trucos y otros los fue descubriendo cuando se casó o escuchando amigas y vecinas. El año pasado los publicó en su libro Mil trucos para cuidar el centavo (Ed. Planeta), donde "como consumidora, reivindico el derecho a gastar mi plata como quiero", declara la autora. (...)

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El Día, La Plata, Domingo 22 de diciembre de 2002, Cuarta Sección

La Caja Literaria. CULTURA Y TEXTOS

Un arte mayor
"1000 trucos para cuidar el centavo", Sibila Camps, Planeta, 2002.

"Mamá era cantante de cámara; papá compositor y crítico musical, la acompañaba al piano, y en un hogar donde se llegaba a fin de mes gracias a la libreta del almacenero -y de casi todos los puesteros de la feria-, ambos buscaban siempre el modo de gastar lo menos posible y de que les quedara tiempo libre para preparar los conciertos", así recuerda Sibila Camps los tiempos de infancia y crisis, con imágenes tan vívidas como los pecetos kilométricos que compraba la madre (tenían que rendir tres comidas), o tan poéticas como las del Padre, Pompeyo, ante la estética práctica de las Lavilisto. Épocas de alcancía y sacapuntas, de malabares en los bolsillos y sentido común.

Pero es la introducción, y aunque uno hubiera deseado que la novela familiar continuara (esta Sibila narradora nos recuerda lo mejor de la primera Steimberg, la de los músicos y relojeros), la magia cesa pronto y comienzan los trucos. Son 1000 para paliar la crisis, tan sensatos y contundentes como el uso racional de la electricidad en el hogar o cómo lavar la ropa o achicar las facturas de los servicios. Es un libro práctico el de Sibila -un manual para ahorrar tiempo, esfuerzo y centavos-, pero no un libro menor. Detrás de los consejos y sugerencias, asoma un tema mayor. Una pedagogía de la moderación de la conducta y la templanza incluso. Nuestros padres y abuelos la tenían incorporada en el quehacer doméstico (¿o nadie recuerda ya que a los clavos de antes había que enderezarlos y volverlos a usar?), y tenía tanto o más valor que la palabra. Otras épocas, claro. El consumo sepultó usos y costumbres. También acabó con la sobriedad. En lo particular, este libro nos recuerda la técnica: cómo ahorrar, cómo estirar, cómo aprovechar o reciclar. Pero el arte mayor viene de herencia, es sabiduría familiar. Sibila la trasmite: con las pencas de acelga se pueden hacer muchas cosas, muy cierto. Con la educación faltante no tantas.

G.B