Sibila Camps
Con la intervención de un experto en conservación de objetos arqueológicos, el Museo de La Plata inició un camino tan delicado como apasionante, para poner en condiciones y volver a exhibir su colección egipcia, única en América latina. Las piezas —más de 300— forman parte de un gigantesco operativo internacional de salvataje en sitios arqueológicos, en el que participó la Argentina, y fueron donadas por el gobierno de Sudán.
La historia se remonta a 1954, cuando ese país y Egipto decidieron construir la gran represa de Asuán. El lago artificial cubriría una extensa zona de enorme riqueza cultural, conocida desde la antigüedad como Nubia. En 1959, los gobiernos sudanés y egipcio pidieron ayuda a la UNESCO, que lanzó un llamamiento que derivó en una campaña internacional para salvar el patrimonio de Nubia.
Desde 1961 hasta 1980 se excavaron centenares de sitios y se recuperaron millares de objetos. Varios templos fueron desmantelados y rearmados piedra por piedra en lugares más elevados, como los de Abu Simbel y Philae.
La Argentina fue el primer país sudamericano en participar en ese rescate, gracias a la iniciativa del doctor Abraham Rosenvasser, entonces titular de Historia Anti gua I en la UBA (ver El legado...). Como los fondos que el profesor consiguió del Conicet eran limitados, la misión argentina se asoció a la francesa, encabezada por Jean Vercoutter.
Rosenvasser y su equipo realizaron tres campañas, entre 1961 y 1963. Excavaron la fortaleza de Aksha, en especial las ruinas del templo de Ramsés II (1279-1212 a.C.). "Al sur de la Segunda Catarata, los faraones levantaron una serie de asentamientos para controlar el comercio y la explotación de minas de oro y de piedras semipreciosas", explica la doctora Silvia Lupo, del Departamento de Egiptología del Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas (Conicet).
Setenta piezas de la colección platense provienen del templo, como hermosos frisos, dinteles y jambas de puertas con jeroglíficos que muestran el programa propagandístico e ideológico de Ramsés II (ver Aksha, un...).
En el Museo de La Plata también hay vajilla en cerámica —jarras vertedoras y de forma globular, cuencos y copas, con dibujos vegetales—, de una ocupación posterior, en la época meroítica (siglos I a.C. a IV d.C.). Y también una gárgola del año 482 d.C., y un capitel de la época en que los restos del templo sirvieron de base para una capilla cristiana, en el siglo VII.
En Aksha, los arqueólogos también excavaron la casa de la sacerdotisa de Isis, Mahy, y la vivienda del gobernador. La misión argentina trabajó además en la tumba de Bedier, un oficial nubio, un siglo y medio anterior al templo; de allí se exhibe objetos del ajuar funerario. Y el doctor Alberto Rex González recuperó piezas de la era paleolítica.
Con el material donado por Sudán, el Museo de La Plata montó en 1977 la Sala Aksha, buscando recrear el templo de Ramsés II. Pero con los años, la presentación de las piezas —lo que se llama guión museográfico— quedó desactualizada, pues han cambiado las técnicas de comunicación visual y los paradigmas científicos de exhibición. Además, las partes del templo expuestas fueron deteriorándose porque esa piedra es muy débil.
Por un curioso giro del destino y pese a no ser egiptóloga sino doctora en física, Elsa Rosenvasser, hija de quien lideró aquella misión, ayudó a gestionar un subsidio de la Fundación Getty para entrenar a los conservadores del museo en la restauración y el mantenimiento de la colección egipcia. Esa tarea está a cargo del experto Kent Severson, quien ya hizo un diagnóstico y varias recomendaciones para la nueva exhibición (ver Los expertos...).
En el proyecto colabora la doctora Perla Fuscaldo, directora del Programa de Estudios de Egiptología del Conicet. "Ya tengo una lista de las cosas que hay que tener en cuenta para montar la nueva exposición", comenta Elsa.
Hacia fin de año estará listo el diseño, aunque el público recién podrá verla en 2008. "El montaje es muy caro, y como el museo depende de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata, necesitamos patrocinantes —admite la directora, Silvia Amitrano—. Pero nos importa mostrar a la sociedad que este museo tiene patrimonio, que está bien custodiado y que busca conservarlo". |