Sibila Camps
Enviada especial a San Miguel de Tucumán

En busca de Marita Verón y de otras jóvenes desaparecidas en las redes de trata, las abogadas de la Fundación María de los Angeles han participado en decenas de operativos policiales en varias provincias, en los que también se rescató a otras chicas. Ahora han decidido convertir esa experiencia en una capacitación para los funcionarios judiciales.
Obligadas a drogarse, golpeadas y amenazadas, las chicas sometidas a esclavitud sexual no siempre piden auxilio cuando hay un allanamiento al prostíbulo donde las tienen cautivas. "Somos testigos de que muchas veces, la Policía ha devuelto a la víctima a sus tratantes", cuenta María Rosa Ponce.

"Las chicas saben que hay policías implicados. Además, parto de la premisa de que todas esas mujeres son víctimas, hasta que me demuestren lo contrario", señala su colega Elizabeth Noli.

La primera medida es separar a los hombres de las mujeres. La segunda, pedir y apagar los celulares, que los tratantes usan en pleno operativo para mandar amenazas por mensajes de texto. Revisar con atención los documentos es fundamental, ya que a las víctimas suelen hacerles documentos falsos.

Luego debe ser neutralizada la madama. "Es la que controla, con las miradas, y direcciona lo que van a decir las chicas. Quizás ha sido víctima ella también, pero hoy forma parte de la red –describe Noli–. En la medida en que vamos separando a las chicas, vamos dándoles tranquilidad e intimidad".

La abogada propone algunas preguntas: "'Estamos para ayudarte, acá nadie te juzga. ¿Querés pedirnos algo? ¿Con quién vivís? ¿Quiénes son tus padres? ¿Qué comunicación tenés con ellos? ¿Cómo es tu horario de trabajo? ¿Tenés hijos? ¿Hace cuánto que no los ves?' Tenga la profesión que tenga, si han pasado dos meses sin ver a sus hijos, es raro. Uno va profundizando por el lado afectivo, sin indagar lo que ellas temen".

Las abogadas de la Fundación implementarán, junto con el Ministerio de Justicia de la Nación, una capacitación para los operadores judiciales de la Justicia federal, que tendrán a su cargo la investigación de los delitos de tráfico y trata de personas.

El otro cambio imprescindible es la toma de la denuncia por desaparición. "Hay mala formación –subraya el ex comisario Jorge Tobar, ex jefe de la División Trata de Personas de la Policía de Tucumán–. La fuga del hogar es el primer sumario con el que aprende el cadete. Cuando la mamá hace la denuncia, el oficial de turno empieza a encaminarla hacia fuga del hogar, le dice que ya aparecerá, y que vuelva en 48 horas. Esa esquivada le da tiempo al tratante para sacar a la chica de la provincia".

"Es necesario conocer la problemática para fortalecer los derechos de las víctimas y sancionar a los responsables –subraya Noli–. Si no, sólo creamos más impunidad".