Sibila Camps
Enviada especial a San Miguel de Tucumán
La causa de Marita Verón, secuestrada en Tucumán por una red de trata en 2002, llegó la semana pasada a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. El caso está lejos de esclarecerse, pero la fiscal Adriana Reynoso Cuello cerró la instrucción en 2004; desde entonces, la querella reclama que la Justicia de Tucumán atienda sus objeciones y, sobre todo, que reabra la investigación.
Desde el comienzo, ésta fue una carrera de obstáculos. La primera fiscal, Joaquina Vermal, murió en circunstancias poco claras. "Después, desde la propia fiscalía se intentó quitarles el rol de querellantes a los padres (Susana Trimarco y Daniel Verón), quienes ya estaban en proceso de guarda legal por Micaela (la hija de Marita, ahora de 9 años)", cuenta su abogado, Carlos Garmendia."Justo cuando la investigación conducía a España y habían detenido a una tucumana en Burgos, la dejaron libre, y poco después la fiscal Reynoso Cuello clausuró la instrucción", agrega Garmendia. De las 25 personas procesadas –algunas de las cuales estaban entonces detenidas–, la fiscal pidió la elevación a juicio de sólo diez, incluido un policía; aunque el juez de garantías finalmente agregó a otros tres acusados.
Esa es la primera discrepancia de la querella: "Creemos que en la causa hay elementos suficientes como para juzgar a los otros doce", sostiene Garmendia. Por ejemplo, entre los imputados con pedido de sobreseimiento está José Alfredo Medina, reconocido por testigos como autor del rapto de Marita. El otro cuestionamiento apunta a que la fiscal sólo acusó por los delitos de privación ilegítima de la libertad agravada y promoción de la prostitución; pero no por asociación ilícita, cuando en los 45 cuerpos del expediente abundan las pruebas de que formaban una red de tráfico y trata con fines de explotación sexual, incluso con vinculaciones con otras redes locales y de otros países.
La investigación se cerró en noviembre de 2004. "Aún no hemos encontrado a Marita, y los indicios apuntan a que sigue viva", impugna el abogado. Pero las apelaciones en ese sentido no fueron atendidas por la Justicia tucumana, por lo que la querella presentó un recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación. "También hay que seguir la línea económica -el lavado de dinero por la explotación sexual y por las drogas- para llegar a los jerarcas, y no sólo a los perejiles", subraya Garmendia. Al respecto, cree que "en la causa hay suficientes elementos para investigar e imputar a Rubén 'la Chancha' Ale". Se refiere al presidente del club San Martín de Tucumán, ex pareja de dos de las acusadas, y vinculado con la red de trata por testigos y víctimas. "¿Cómo hizo la plata para tener una flota de 2.000 taxis?", desconfía el abogado. Son los "5 estrellas", famosos en Tucumán porque en uno de ésos alzaron a Marita.
En la actualidad, los 25 acusados e imputados están en libertad. "Acá, redes de trata no se ha descubierto", afirma el subcomisario Manuel Bernachi, jefe de la División Tráfico y Trata de Personas de la Policía de Tucumán. "Si hay chicas que desaparecen, que son trasladadas, vendidas y explotadas, obviamente la red está presente", contrarresta Garmendia.
"Sí se han descubierto y en parte desarticulado, y sí se las conoce: tienen estrecha vinculación con La Rioja y Río Gallegos", refuta el ex comisario Jorge Tobar, antecesor de Bernachi, quien ha participado en decenas de allanamientos en prostíbulos de varias provincias.
"Sólo de Río Gallegos hay una lista de 1.700 prostitutas, identificadas con número de documento; 50 son tucumanas, y se ha detectado que algunas 'trabajan' contra su voluntad –agrega Tobar–. Aunque cualquiera puede estar con documento falso: en La Rioja secuestramos un paquete de documentos en blanco, firmados y sellados".
Donde hay clientes hay prostitución, y donde hay prostitución hay trata, repite Trimarco. Bernachi afirma que en todo el Gran Tucumán hay "8 o 9 prostíbulos", mientras que su abogado cuenta 23 sólo en el centro de la ciudad. El propio Garmendia fue a la Municipalidad "a preguntar los requisitos para abrir un prostíbulo. La empleada me los dijo sin pestañear. 'Un prostíbulo', repetí. 'Sí, confirmó, usted lo abre como whiskería, pub o bar; eso se arregla...'" |