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Publicada en “Clarín”, Buenos Aires, 23 de octubre de 2007

 
   
 

Un programa posible que busca reducir los tiempos de espera


 

El doctor Gerardo Solá está convencido de que si los médicos de hospitales y clínicas simplemente comunicaran todas las muertes ocurridas en sus establecimientos, en un año se reduciría en un 90% la lista de espera de órganos, y se pondría al día la de tejidos.

Con el padrinazgo del programa "Acción por la justicia colectiva", de la Fundación Poder Ciudadano, Solá presentó un proyecto que acaba de ganar el premio "Nueva forma de invertir socialmente", de la organización civil Help Argentina.

Se trata de una campaña de concientización en la comunidad médica, acerca de sus obligaciones legales en materia de donación de órganos y tejidos. Esto se complementará con la "presión" -Solá usa ese término- de las comisiones asesoras de pacientes del Incucai y de sus equivalentes en las provincias, para que se cumpla la ley.

"Antes de fin de año habrá un encuentro de todas las ONG de pacientes del país, para difundir el artículo 26 de la ley de trasplantes -anticipa-. Y Poder Ciudadano apoyará en pedir hábeas data, para que se entregue el listado de médicos que no hacen la denuncia obligatoria".

Solá comenzó por su propio lugar de trabajo, el Hospital Británico, donde es director técnico del banco de tejidos, "con un resultado espectacular -se entusiasma-: hemos pasado del 2% de denuncias de fallecimientos en julio de 2007, al 90% en octubre. Tenemos un coordinador hospitalario, pero ni siquiera lo necesitamos: todos los médicos saben que deben llamar a Buenos Aires Trasplante".

¿Cómo abarcar todo el país en los dos años que durará su proyecto? "Actuando simplemente en Capital y Gran Buenos Aires, ya estará cubierto el 70% de los establecimientos hospitalarios, que es donde se recibe la mayor cantidad de órganos y tejidos del país", afirma Solá.

"Se pierden unas 300 córneas por mes -comenta el cirujano-. En el Británico mueren unos 250 pacientes por año. Con sólo seis hospitales similares que cumplan con las notificaciones de muertes, en un año se termina con la lista de espera de córneas de todo el país".

EN LA CAPITAL FEDERAL, SEGUN UN ESTUDIO QUE REVELA LA ONG PODER CIUDADANO


Trasplantes: pese a la ley, sólo se notifica
el 2% de las muertes

 

Los médicos deben comunicar todas las muertes al organismo local de procuración y ablación de órganos. Pero la mayoría de los profesionales y de los pacientes no lo saben. De cumplirse la ley, se podrían salvar muchas vidas.


Sibila Camps

En los establecimientos hospitalarios, los médicos comunican apenas el 2% de las muertes de los pacientes. Este es el primer cuello de botella por el que apenas se ha reducido el número de pacientes que esperan un trasplante de órganos o tejidos, más allá de la ley del donante presunto.

La ley 24.193 establece que todo médico que tome conocimiento del fallecimiento de un paciente -según los signos descritos en el artículo 23-, debe denunciarlo al director o persona a cargo del establecimiento; y ambos tienen que "notificarlo en forma inmediata a la autoridad de contralor jurisdiccional o nacional".

A partir de esa información, esa autoridad verifica que la persona no haya expresado su voluntad de no ser donante. Si no hay impedimentos, los especialistas en procuración evalúan qué órganos y/o tejidos pueden ser o no aptos para ablación e implante.

La ley prevé una multa de 5.000 a 100.000 pesos e inhabilitación de uno a tres años al médico que no denuncie la muerte de un paciente. Sin embargo, un estudio realizado en 2006 en la Capital, donde hay unos cien fallecimientos por día, reveló que sólo se comunican dos. La investigación, respaldada por Poder Ciudadano, fue desarrollada por el doctor Gerardo Solá, cirujano ortopedista oncológico y director técnico del banco de tejidos del Hospital Británico.

"Los mismos médicos que nos dedicamos a trasplantes, desconocemos la ley", afirma Solá. Por eso inició un proyecto que apunta a reducir drásticamente el número de pacientes en espera en los próximos dos años (ver Un programa...).

Las autoridades del Incucai y de los organismos provinciales equivalentes coinciden con el diagnóstico. Varios trabajos presentados el jueves y el viernes pasados en Rosario, durante el
V Congreso de la AAProT (Asociación Argentina de Procuración de Organos y Tejidos para Trasplante), mostraron también que muchos médicos ni siquiera saben que la muerte encefálica ya es la muerte, y que ese paciente fallecido podría ser un potencial donante de órganos.

Menos dudas tienen frente a una muerte por paro cardíaco. Sin embargo tampoco la notifican, con lo que se pierde la donación de tejidos. Entre tanto, se importan córneas (800 dólares), se coloca piel y válvulas cardíacas de cerdo, y se implantan prótesis en lugar de huesos, siempre con mayor riesgo de rechazo.

Además, ni el personal de salud ni la población conocen que las contraindicaciones para la donación de ciertos tejidos no siempre están asociadas a la edad. El presidente del Incucai, Mario Perichon, contó a Clarín el caso de un albañil que pudo salvar su ojo, quemado con cal, gracias a la córnea de un donante de 92 años hasta que, meses después, se consiguió una de mejor calidad.

Durante años se dio una constante: la mayoría de los donantes proviene de hospitales públicos; muy pocos de las clínicas privadas, donde se realiza el mayor número de trasplantes. Se debe a "la dificultad de que reconozcan que donación, ablación y trasplante forman parte del mismo proceso", señaló en Rosario la coordinadora del Hospital Italiano, doctora Mónica Banchero.

La figura del coordinador hospitalario fue instaurada en 2003, al crearse el Programa Federal de Procuración de Organos y Tejidos. En general, los hospitales públicos y privados que incorporaron coordinador, aumentaron el número de donantes reales. Algunos programas -como Buenos Aires Trasplante (BAT, Capital Federal) y Cucaiba- cuentan además con equipos interdisciplinarios que se acercan a los familiares del potencial donante, lo que incrementa la procuración y la contención psicológica.

No es casual que durante 2007 la provincia de Buenos Aires haya aportado el 28,2% de los donantes, seguida por la Capital (17,7%) y Córdoba (12,2%). En 14 provincias, el porcentaje de donantes no supera el 1,6% del total. "Los pacientes en lista de espera son invisibles al personal de salud. Y a la procuración se la ve como una actividad paralela", observa la doctora Laura Maratta, del Cucaimen (Mendoza).

Desconocimiento de la ley, mala formación universitaria y falta de conciencia no son todas las causas. No todas las unidades de terapia intensiva están bien equipadas para tratar al paciente fallecido que podría ser donante de órganos; ni todos los médicos están capacitados para hacerlo. Y a la hora de la entrevista familiar hay más de una interpretación de la ley del donante presunto.

"La única manera de trabajar con la muerte -afirma la psicóloga Alicia Pierini (BAT)-, es que desde la muerte pensemos que se honra la vida".


 

http://www.clarin.com/diario/2007/10/23/sociedad/s-03215.htm