Sibila Camps
Si tener un hijo buscado es una bendición, esperar trillizos o incluso mellizos suele desatar un ataque de pánico. Paradójicamente, los partos múltiples son más frecuentes a partir de tratamientos de fertilización asistida; lo que ignoran las parejas, son los riesgos para esos bebés tan deseados. Por eso, los especialistas en reproducción asistida se han puesto de acuerdo para reducir la gestación de embarazos múltiples.
Los quintillizos Riganti y los sextillizos López ya quedaron muy lejos en la historia de la fecundación asistida. "Hemos pasado por dos etapas: la primera, que terminó hace más de diez años y fue un escándalo, se debía básicamente a los malos métodos. Hoy en día, cuanto mejor es el laboratorio, menos embriones transfiere", señala el doctor Jorge Blaquier, director regional de la Red LARA (Red Latinoamericana de Reproducción Asistida), que agrupa a más de 150 centros.
No se trata de ahorrarles gastos, trabajos y horas de sueño a los futuros padres, sino de evitar graves problemas de salud. En primer lugar, para la madre: si tiene más de 40 años -algo frecuente en mujeres encintas tras un tratamiento de fertilización-, la multigestación aumenta los riesgos de hipertensión y diabetes gestacional, advierte el doctor Sergio Papier.
Sea por concepción natural o asistida, en un embarazo múltiple hay más probabilidades de que alguno de los fetos muera, o de que sufra un retardo en el crecimiento intrauterino, lo que a su vez puede estar asociado a malformaciones. Pero las amenazas más serias se vinculan con la prematurez, con lo que eso conlleva: bajo peso, inmadurez y, por lo tanto, mayor riesgo de mortalidad perinatal. Para un bebé único, la tasa de mortalidad en esos 12 meses es del 2%, pero se eleva al 30% cuando son gemelos, al 62% en caso de trillizos, y al 95% cuando son cuatrillizos.
El registro 2003-2004 de la Red LARA -los últimos datos procesados- consigna que en un embarazo simple hay un 85,1% de probabilidades de parto a término. Pero cuando hay dos bebés en el útero, sólo el 37,7% llega a las 37 semanas, y el 54,7% nace entre las semanas 32ª y 36ª.
En caso de trillizos, el 63,6% asoma al mundo con 32 a 36 semanas de gestación, y el 28,5% permanece en el útero apenas de 20 a 31 semanas. Y si los bebés son cuatro, el 62,2% no llega a las 32 semanas.
También el peso de los bebés disminuye cuando hay más de uno: el 54,8% de los mellizos y el 66,5% de los trillizos pesa entre 1,250 y 2,500 kilos. Cuando nacen de a tres, el 20,9% pesa apenas entre 0,900 y 1,250 kilo.
Para que tenga chance de sobrevivir, el bebé debe tener al menos 24 semanas de gestación y pesar como mínimo 500 gramos, señala el doctor Gustavo Goldsmidt, secretario del Comité de Estudios Fetoneonatales de la Sociedad Argentina de Pediatría.
La prematurez extrema implica "insuficiencia pulmonar y asistencia respiratoria mecánica en terapia intensiva, con los riesgos que conlleva de displasia broncopulmonar, neumotórax y aumento de la morbilidad", precisa Goldsmidt. Esos bebés que nacieron "sin terminar" suelen tener que remontar otras patologías, agrega el neonatólogo, como "hemorragia intraventricular, retinopatía del prematuro -con su posterior peligro de ceguera- enterocolitis necrotizante, y riesgo de infecciones".
"Con el adecuado manejo de la asistencia respiratoria mecánica, con estrategias apropiadas de alimentación, y normas de control de la infección en la unidad de cuidado intensivo neonatal (UCIN) se puede disminuir los riesgos", agrega Goldsmidt. Pero si son muy pequeños y muy prematuros, "sobreviven a un costo de atención por mucho tiempo, una atención multidisciplinaria con kinesioterapia y estimulación precoz". Esto, a su vez, se traduce en gastos inimaginables: un día de internación en UCIN cuesta entre 1.000 y 1.500 pesos, o incluso más. Y algunos bebés pueden llegar a estar internados más de dos meses.
El Registro LARA consigna un 32,8% de gestaciones gemelares y un 9,9% de triples. "Desearíamos que sólo el 20% de los embarazos sean dobles y el 1% triples", expresa el doctor Blaquier. Y eso se logra seleccionando embriones y mejorando las técnicas.
En sintonía con ese objetivo, el doctor Sergio Pasqualini señala que "muchos centros de Europa pregonan la transferencia de un solo embrión". En mujeres de menos de 37 años, las probabilidades de gestación no aumentan porque se transfieran más embriones, pero sí crecen las probabilidades de embarazo múltiple.
El problema es conjugar las evidencias científicas con la ansiedad de la pareja, sus recursos económicos para sumar nuevos intentos, y la edad de la mujer. Y las parejas, afirman los especialistas, no tienen conocimiento de los riesgos que implica un embarazo múltiple. "Pero se les explica de tal manera, que la mayoría termina aceptando -comenta Papier-. Finalmente, el médico de cabecera es el responsable de la decisión de cuántos embriones hay que transferir".
Pero el mayor peligro de un embarazo múltiple reside en las técnicas de baja complejidad, en particular en la estimulación ovárica, que consiste en suministrar drogas para que la mujer pueda generar más de un óvulo. Aún así hay alternativas para acotar la amenaza de mellizos o trillizos: ecografías para saber cuántos folículos se formaron, pasar a una técnica de alta complejidad, o aspiración selectiva de algunos folículos. "Si se formaron más de tres de determinado tamaño, a la señora la guardamos en un armario", bromea Blaquier.
"Antes, tener éxito era lograr el embarazo, más allá del número de bebés -resume Pasqualini-. Hoy, el éxito es un bebé sano, y que sea uno".
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