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Publicada en diario " Clarín", Buenos Aires, 06 de Julio de 2002

cultura

Cincuenta trajes para Eva Perón


En el marco de los homenajes por el cincuenta aniversario de la muerte de Evita, se presenta en el Museo Larreta una colección de vestidos regionales españoles que le fueron obsequiados en 1946 durante una gira por Europa.
 


Sibila Camps

La conmovedora expresión de gratitud de los españoles para con los argentinos. El homenaje a la mujer más importante de nuestra historia, al cumplirse 50 años de su muerte. La reafirmación de la identidad de los pueblos a través de su vestimenta. La asombrosa imaginación para crear belleza apenas con hilo y aguja. La paciencia sin plazo traducida a bordados, puntillas y encajes de perfección inconcebible. Todo esto y aun más significa la muestra "De España para Eva Perón", que desde hoy despliega, en el Museo Larreta, la colección de trajes femeninos regionales regalados a la entonces primera dama.

Valen los lugares comunes, aplicados a un pasado que suena sideralmente lejano: en 1946, época de vacas gordas en que era el granero del mundo, la Argentina facilitó la compra de alimentos y envió donaciones de cereales a España, hambreada tras la guerra y el bloqueo impuesto por las Naciones Unidas a causa de la complicidad de Franco con el fascismo. Pueblo y gobierno quisieron agradecerlo, e invitaron a la esposa del presidente a visitarlos.

Fue el comienzo de una gira oficial que a lo largo de tres meses también abarcó Italia, Francia y Londres, donde conoció los frigoríficos que almacenaban la carne que la Argentina vendía a Gran Bretaña.

Cuarenta cazas escoltaron el aterrizaje en Madrid de "la presidente", como la llamaron los diarios europeos. El caudillo la condecoró con la Gran Cruz de Isabel la Católica. Durante las dos intensas semanas en España —con la esposa del Generalísimo como dama de compañía— la vivaron multitudes. Les habló de sus descamisados. Tuvo por música de fondo el himno falangista y los hurras a Franco y a Perón. Y cuando la despidieron, con un festival de danzas folclóricas en la Plaza Mayor de Madrid, le obsequiaron los trajes típicos de las 50 provincias españolas.

A su regreso, la colección fue exhibida en el Museo Nacional de Arte Decorativo. Quedó en la Presidencia de la Nación hasta 1967, cuando el entonces secretario de Cultura del municipio porteño, Ricardo Freixá, logró que el presidente de facto Juan Carlos Onganía la transfiriera al Museo de Arte Español Enrique Larreta. Su personal la cuidó en secreto, con la devoción de una reliquia prohibida. Fue mostrada recién en 1985, y nunca más en forma completa hasta ahora.

Conservadas en perfecto estado en los hermosos estuches originales de mimbre y en el bien acondicionado depósito del museo, las 728 piezas conforman un conjunto deslumbrante. Cada traje incluye la ropa interior, el calzado, joyas o bijouterie, el tocado y hasta la peluca con el peinado característico. Habían venido con maniquíes, cuyos rostros tenían la fisonomía de cada comarca; pero se prestaron al Teatro Colón y pasaron a rezago.

Debido a la facilidad con que se deteriora el cabello, las pelucas no están expuestas; en cierto modo las reemplazan las extraordinarias fotos que José Ortiz Echagüe tomó en los años 30. Tampoco alcanzó el presupuesto para sumar el ejército de maniquíes necesario para poder apreciar prenda por prenda. Pero son anécdotas domésticas frente al tesoro exhibido, que invita a tomar una lupa o calzarse los anteojos, y a olvidarse del reloj a medida que se va descubriendo detalles maravillosos.

Cabe a María Teresa Dondo de Barcia, jefa de Museología del Larreta, el mérito de haber concebido una puesta en la que las ropas interactúan con la sala donde están ubicadas (se utilizan todas las del museo) y con su riquísimo patrimonio. Las coloridas flores bordadas en lana en el alegre atuendo de Almería hacen juego con los azulejos de la casona. Los austeros vestidos originados en las hermandades de la Iglesia, con predominio de negro, se parecen a los personajes que los observan desde valiosos cuadros.

Son muchas las miradas posibles, y los textos de Gloria Agid, jefa de Investigación, ayudan a orientarlas. Habrá quienes reparen en la filigrana de puntillas hechas a mano. En la finura del bordado en hilo de plata sobre brocado de seda del vestido de Valencia. En el bellísimo mantón con encaje a bolillos del traje de Alicante.

Unos registrarán el contraste entre los agobiantes atuendos de zonas montañosas y la frescura de las blusas mediterráneas. Otros se preguntarán cómo harían para bailar muñeiras o sardanas con tantos kilos de ropa y pedrería enlazados al cuerpo. Otros envidiarán a los novios que levanten esas espumosas enaguas.

Constituyen sutiles mensajes de amor de centenares de mujeres en nombre de todas las españolas, algunas de las cuales incluso los han tejido o bordado en un par de medias, un juego de cintas, un pañuelo de mano. Un amor que han contagiado al equipo del Larreta, que montó esta muestra con la delicadeza de quien adorna su casa para agasajar a sus seres queridos.

 
  http://www.clarin.com/diario/2002/07/06/s-03801.htm