Sibila CampsArtículos destacados
   
   
Publicada en diario"Clarín", Buenos Aires, 03 de Marzo de 1999

   
 

Almas deformes

 

Los Caprichos condensan un juicio implacable sobre el género humano. En ellos, Goya hace foco en las costumbres y creencias de los españoles de su época, para demoler sus vicios y mezquindades.

Las 80 estampas tienen como denominador común las apariencias y las segundas intenciones, en una gama que comienza con los antifaces, pasa por la distorsión brutal de los rostros –deformidades del alma, idea que Francis Bacon llevaría este siglo hasta la desfiguración–, y concluye con animales vestidos y sentimientos al desnudo. (ver nota completa)

El horror y el absurdo

Durante la Revolución Francesa, Goya apoyó a la monarquía. Pero cuando las tropas napoleónicas ocuparon España, se puso del lado de su pueblo. Hombres destrozados, mujeres heroicas, huérfanos famélicos, viejos enfermos, son los protagonistas de los Desastres, donde la muerte es apenas el comienzo.
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ARTE: GRABADOS EN EL MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES

Goya, espejo de las atrocidades de la humanidad


 
Nuevamente caprichos y desastres vienen desde el pasado para hablar del presente.
 


Sibila Camps

Las pasiones más animales del ser humano –las que estallan en violencia y las que se sepultan bajo la hipocresía– conforman un friso de vigencia estremecedora, a través de los 160 grabados de Goya (1746–1828), montados desde ayer en el Museo Nacional de Bellas Artes. La muestra de los Caprichos y los Estragos o desastres de la guerra se completa con cinco óleos, también patrimonio del museo.

Ambas series al aguafuerte y aguatinta ya habían sido expuestas en Buenos Aires. La última vez en 1996 cuando, al cumplirse los 250 años del nacimiento del pintor español, la Fundación Juan March de Madrid montó además la Tauromaquia y los Disparates, en el Museo Nacional de Arte Decorativo.

Pero ésta es la primera vez que Bellas Artes exhibe su propia colección. Las estampas de los Caprichos, completados en 1799, constituyen la décima edición de las planchas de cobre; fueron realizadas entre 1918 y 1928, y donadas por el Museo del Prado. En cuanto a los Desastres, Goya comenzó a bocetarlos en 1808, pero no aparecieron hasta 1863; la versión expuesta ahora fue impresa en 1892.
 
http://www.clarin.com/diario/1999/03/06/e-06201d.htm