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Publicado en “Clarín”, Buenos Aires, 10 de diciembre de 2011


En Abra Pampa todavía siguen sin plan de salud contra el plomo

Clarín reveló en 2007 que el 81% de los niños del lugar presentaban cuadros de intoxicación.


Sibila Camps

Pasaron 21 años desde que cerró la fundición Metal Huasi, y dejó una montaña de escorias y una contaminación masiva en Abra Pampa, que ya había comenzado en los 70. Sin embargo, aún no hay plan de salud para monitorear la salud de los 13.000 habitantes, y atender los efectos de la intoxicación con plomo.

En 2007, la situación sanitaria en este pueblo de la Puna jujeña tomó estado nacional a partir de una nota de Clarín, que revelaba que el 81% de los niños tenían plomo en la sangre, según un estudio del Grupo de Investigación Química Aplicada de la Universidad Nacional de Jujuy. La noticia movilizó a la Clínica de Derechos Humanos de la Universidad de Texas en Austin (EE.UU.), dirigida por el argentino Ariel Dulitzky, la que desde entonces viene siguiendo de cerca el problema.

El primer informe, de 2009, dio cuenta de la remoción de los humos blancos , el plomo fino, volátil como ceniza, de mayor toxicidad. En los años siguientes, sin mayor apuro, fue retirada la montaña de escoria. En ambos casos no hubo supervisión del BID, el que otorgó los fondos para la remediación, destaca el segundo informe de la Clínica, de noviembre de 2011. En ambos casos –consigna el documento– se hizo sin consulta ni participación de la población, contrariando los estándares del BID.

Pero mucho antes, humos blancos y escoria habían sido utilizados para construir defensas y rellenar terrenos que quedaron contaminados, donde después se levantó el barrio 12 de Octubre. Sus habitantes fueron quienes más sufrieron la plombemia, en especial los niños, que son los más vulnerables al envenenamiento.

Aun en niveles bajos, el plomo en sangre puede alterar el crecimiento físico, y afectar las funciones intelectuales y el aprendizaje. En el embarazo puede pasar al feto y provocar aborto, parto prematuro o bajo peso del bebé. De todos modos, la presencia de plomo en sangre no implica que haya causado ni que causará daños: puede haber poco plomo en sangre y mayor cantidad en los huesos largos; o bien poco mineral en sangre y en huesos, pero haber ya afectado al cerebro de modo irreversible.

En 2007, el Ministerio de Salud de Jujuy tomó muestras de sangre a 1.309 personas mayores de 12 años y 519 niños. El 11,41% de los menores y el 6% del primer grupo tenía niveles superiores a 10 microgramos de plomo por decilitro de sangre, que es el máximo señalado por la OMS. Sin embargo, los resultados no fueron devueltos ni informados a los pobladores, indica el informe, lo que “constituye una seria falta de ética médica”.

La Clínica resalta además que en ese estudio tampoco se explica por qué los niveles de plomo en sangre fueron muy inferiores a los de estudios anteriores. “Cuando rompen el patrón de negación y minimización de la gravedad (de la situación sanitaria), las autoridades mencionan planes para el tratamiento médico de la población que no pasan de la retórica”,afirma la Clínica.

Un Addendum del informe consigna que la Auditoría General de la Nación señaló en 2011 que de los 10 millones de dólares otorgados por el BID para remediación de Abra Pampa y otras dos comunidades, sólo 2.000 dólares están previstos para un plan de salud.

Agrega Dulitzky que la remoción de escorias del barrio 12 de Octubre fue adelantada a noviembre pasado, para que coincidiera con la visita del relator especial para los derechos indígenas de la ONU, James Amaya; y que nuevamente se inició sin los debidos recaudos ni participación de la población. “Al desaparecer el símbolo más visible de los metales tóxicos, los residentes tendrán poca influencia para exigir una remediación para las consecuencias invisibles de la negligencia gubernamental: el plomo que sigue en la sangre”.

http://www.clarin.com/sociedad/Abra-Pampa-todavia-siguen-plomo_0_606539485.html